La sequedad ocular se produce cuando la superficie del ojo deja de estar suficientemente hidratada y lubricada. Esto se debe a que la producción de lágrimas es insuficiente o a que las lágrimas se evaporan demasiado rápido.
Los síntomas del ojo seco van desde la simple molestia de parpadear, hasta la sensación de cuerpo extraño, granos de arena, fatiga ocular, ardor. Los ojos escuecen, se enrojecen, se frotan y las molestias pueden ir acompañadas de lagrimeo, dolores de cabeza, ojeras y pesadez de párpados.
Las causas son múltiples y pueden deberse a desequilibrios hormonales, al envejecimiento que hace que el ojo sea más sensible, a la falta de omega 3 en la dieta o incluso a las secuelas de una operación.
Pero entre las causas más comunes de la sequedad ocular están los factores ambientales: la contaminación, el aire acondicionado, el polvo, el viento, el cloro, el tiempo que se pasa frente a una pantalla o el uso prolongado de lentes de contacto.
Todos estos factores influyen en la producción de nuestras lágrimas y en la calidad de la película lagrimal. Esta película, que se extiende por la superficie de nuestros ojos al parpadear, está formada por diferentes componentes (agua, moco, lípidos). Si falta uno de estos componentes, la película deja de cumplir su función protectora. Y a menudo son los lípidos los que faltan.
Mantener un buen equilibrio de la película lagrimal es esencial para evitar el síndrome del ojo seco.
¿Qué hacer si empiezas a sentir molestias?
Limite el contacto con los factores ambientales.
- Si se trabaja mucho con pantallas, es importante hacer descansos y no superar las 6 horas diarias,
- Si usa lentes de contacto, tenga cuidado de seguir las instrucciones de uso y las recomendaciones de su oftalmólogo,
- Si viaja mucho en coche, apagar el aire acondicionado de vez en cuando le hará bien a sus ojos.
Cuidar los ojos, todos los días
Tómate el tiempo de mimarlos, de limpiarlos con lociones para los ojos o con agua fisiológica, sobre todo si llevas lentes de contacto. De vez en cuando, ponte compresas calientes y húmedas en los párpados. Y, sobre todo, hidrata tus ojos con una solución ocular adecuada para ojos secos.
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